miércoles, 20 de julio de 2011

Síndrome de laron

Un análisis realizado a 100 personas que tiene el síndrome de Laron (enanismo) revelaría una alternativa para combatir el cáncer mediante el suministro de hormonas que impidan crecimiento

Los genes de un grupo de ecuatorianos de baja estatura que no sufren cáncer o diabetes abre nuevas vías de tratamiento a personas que reciben quimioterapia, por tener cáncer, dijo Jaime Guevara Aguirre, el responsable principal del hallazgo.

El médico ecuatoriano estudia desde 1987 a un grupo de 100 personas de entre 1.15 y 1.25 metros de altura originarios de unos pueblos ubicados entre Loja y El Oro.

Guevara se percató con el paso de los años que, aunque los pacientes sufrían obesidad, no desarrollaban diabetes y tampoco eran víctimas mortales del cáncer, del que solo ha habido un caso en todo este tiempo y la persona afectada sobrevivió.

Su descubrimiento, divulgado el miércoles en un artículo escrito en colaboración con Valter Longo, de la Universidad del Sur de California, para una revista científica estadounidense, podría pasar pronto de lo científico a las pruebas prácticas.

En Estados Unidos, Longo pretende solicitar al Gobierno el uso de fármacos que bloquean el mecanismo del crecimiento para pacientes que sufren cáncer.

Guevara dijo que él probablemente haga estudios sobre esa posible aplicación para la Universidad del Sur de California en un hospital de la Sociedad de la Lucha contra el Cáncer (Solca) de Ecuador.

La clave está en el organismo de personas como Luis Sánchez, un hombre de 42 años con altura de niño, él es hijo de padres altos pero que eran portadores de la mutación.

“Con los estudios realizados a nosotros, las personas de mayor edad que ya no tenemos oportunidad, hay la oportunidad de que se conozca algo y se pueda ayudar a los niños”, dijo Sánchez.

En Ecuador hay unas cien personas con su enfermedad, conocida como síndrome de Laron, y en el mundo tan solo trescientas.

En una persona normal la hormona del crecimiento llega a un receptor en el hígado, tras lo cual induce la formación de un compuesto llamado IGF-1, el cual hace crecer los tejidos y los huesos.

Los afectados por el síndrome tienen una deficiencia del receptor que hace que se genere un bajo nivel de IFG-1. Lo que el médico ha documentado es que al mismo tiempo “no tienen cáncer”, mientras que sus parientes que no sufren el síndrome sí.

En teoría si se usan fármacos ya existentes para bloquear ese receptor en un adulto, que no necesita crecer más, se podría actuar contra el cáncer, según Guevara.

El médico no tenía esa hipótesis en mente cuando inició sus investigaciones hace 24 años, sino que le interesó la prevalencia de la obesidad entre los pacientes con el síndrome de Laron.

Con el paso de los años descubrió cómo tratarlos y realizó “los mejores estudios de crecimiento en el mundo”, dijo el galeno.

Les administró a sus pacientes hormonas donadas por una compañía farmacéutica durante dos años, pero paró una vez que se le acabaron.



La empresa continuó tratando a los pacientes del síndrome en Europa y Estados Unidos, pero no a los ecuatorianos, aclaró Guevara, quien se quejó también de no haber recibido nunca apoyo del Gobierno ecuatoriano.

Con la hormona, ahora fabricada por la compañía francesa Ipsen, los 30 menores ecuatorianos que padecen el síndrome podrían crecer hasta los 1.40 metros, una altura que les permitiría integrarse más fácilmente en Ecuador, donde las personas son bajas .

“Estos pacientes le han dado mucho durante los últimos veinte años, le han entregado ni más ni menos que su dolor, su sangre y su cooperación, y sin embargo sus niños no reciben tratamiento”, dijo Guevara.

Y al mundo esos 100 ecuatorianos anónimos le ofrecen claves para combatir uno de sus flagelos más letales, el cáncer, resaltó el médico. (EFE)